La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y refleja, casi siempre,
el estado del interior, así como el cabello
Muchas veces nos encontramos con que al probar un producto cosmético los resultados no son los esperados, no nos funciona o sus efectos no son duraderos.
El primer factor a tener en cuenta es que debemos asegurarnos de elegir correctamente el producto. Éste debe responder específicamente a las necesidades de nuestra piel (seca, sensible, mixta, …) o nuestro pelo (frágil, graso, …). Aún así, aunque elijamos bien el producto, a veces el problema puede que no sea del propio cosmético, sino de la alimentación que lleva la persona que los usa.
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y refleja, casi siempre, el estado del interior. En muchas ocasiones, pretendemos cambiar su aspecto utilizando tecnologías avanzadas, marcas prestigiosas o solapando productos que tienen el mismo fin. Pero para conseguir unos resultados visibles y un cambio duradero, debemos mantener el organismo libre de tóxicos.
Alimentación y belleza
Si queremos que nuestra piel sea vea vital y elástica, y que nuestro cabello se muestre sano, brillante y flexible, es muy importante evitar al máximo la entrada de tóxicos en nuestro organismo, para ello debemos mantener una alimentación saludable y moverse un poco cada día (30 minutos de paseo es mejor que nada).
Os dejo algunos consejos para una alimentación libre de toxinas:
- Evitar el alcohol y el café.
- Evitar los alimentos manipulados, cargados de aditivos.
- Disminuir o evitar la proteína animal, los mariscos, las vísceras, el azúcar, los lácteos, así como las grasas animales y las grasas trans, presentes en la margarina convencional, la bollería industrial, los fritos…
- Consumir aquellos alimentos que nos garanticen que estén libres de tóxicos: una piel sana es el resultado de una alimentación de productos de temporada y locales, con todas sus propiedades nutricionales, libres de pesticidas y
transgénicos. La mejor alternativa son los alimentos ecológicos.
Por otro lado, también podemos añadir a nuestra alimentación hábitos que favorezcan la eliminación de toxinas, tomando elementos depurativos y drenantes, como por ejemplo: zumos verdes, té verde, infusión de cola de caballo o tomillo, o frutas como la piña, sandía o cerezas.
Una vez evitamos ingerir toxinas a través de los alimentos, y tomamos elementos depurativos para favorecer su eliminación, ¿Qué más tengo que hacer para mantener mi organismo limpio? Pues mantener limpios los órganos que se encargan o intervienen en el proceso de eliminación de toxinas.
¿Cómo se eliminan las toxinas de nuestro cuerpo?
Hay una serie de órganos en el cuerpo que tienen como función mantenernos libres de toxinas, como los riñones, hígado, intestinos, pulmones y… la PIEL. Son los llamados órganos emuntorios. Cuando estos órganos no cumplen correctamente su función, la piel es finalmente la encargada de eliminar las toxinas.
Es de vital importancia que nuestro organismo pueda liberar fácilmente las toxinas que introducimos en nuestro cuerpo. Hoy en día es difícil evitarlas al 100%, ya que en muchos casos lo hacemos de manera involuntaria a través del aire, la piel, la alimentación,… y hay factores que no podemos controlar debido simplemente al lugar donde vivimos o lo que nos rodea (polución, estrés,…).
Pero la naturaleza es sabia y nos ha dado un cuerpo capaz de eliminar las toxinas de manera natural, por lo que si nuestro cuerpo está sano y funciona con normalidad, se encargará de expulsarlas. Los encargados de llevar a cabo este proceso son los denominados órganos emuntorios, y por ello, debemos mantenerlos sanos para que puedan liberar bien las toxinas de nuestro cuerpo.
¿Qué son los órganos emuntorios?
Los emuntorios del cuerpo son todos los órganos, glándulas, conductos y tejidos que se encargan de filtrar el circuito y posteriormente expulsar al exterior del cuerpo todo aquello que puede resultar tóxico para la vida de las células.
El término alude a la salida directa de residuos del organismo, pero no debemos olvidar que existen otros órganos que no son de salida final de estos residuos (por tanto no serían emuntorios) pero que participan de un modo fundamental en el proceso que termina con la excreción.
Así el sistema linfático no es un emuntorio porque no es la puerta de salida de material fuera del cuerpo, pero participa en la canalización y transporte de todo el líquido extracelular hacia el sistema circulatorio. Sin una adecuada función circulatoria tampoco se produciría la salida por los emuntorios de los metabolitos, las sustancias no deseadas, las exotoxinas o las endotoxinas.
Funciones de los órganos emuntorios:
La piel. Elimina básicamente a través del sudor y las glándulas sebáceas.
El hígado (bilis). No elimina desechos fuera del cuerpo, sino que los vierte al tubo digestivo para ser eliminados. El hígado tiene también la función como emuntorio de metabolizar sustancias para que puedan ser posteriormente eliminadas, transformadas en otras diferentes, degradables o neutralizadas.
Los riñones (a través de la orina): hace una eliminación selectiva de sustancias dañinas para el cuerpo.
Los intestinos (a través de las heces): no sólo elimina a través de las heces residuos tóxicos provenientes de la digestión, sino también recibe a través de la mucosa desde el cuerpo sustancias no deseables para posteriormente ser eliminadas de manera definitiva.
El pulmón (eliminando el monóxido de carbono): el cuerpo también utiliza los pulmones como medio para eliminar toxinas en forma de elementos volátiles.
Por ello debemos cuidar y mantener sanos y limpios todos estos órganos, especialmente el hígado y los intestinos. Es recomendable beber mucha agua y tomar fruta y verdura cruda, para evitar el estreñimiento y la alteración de la flora intestinal.
¿Qué pasa si no mantenemos limpio nuestro organismo?
Los emuntorios, cuando todos trabajan en modo normal y el volumen de desechos no supera la capacidad de procesamiento, el cuerpo se mantiene limpio y las células pueden funcionar correctamente y el organismo funciona eficientemente, traduciéndose en salud, agilidad y vitalidad.
Pero si los desechos superan la capacidad de los emuntorios y éstos comienzan a funcionar deficientemente, el cuerpo se carga progresivamente de toxinas y el funcionamiento orgánico se degrada paulatinamente. La sangre se pone densa y circula más lentamente por los capilares. Los desechos que transporta la sangre, pasan a la linfa y al plasma intracelular, éstos comienzan a depositarse en las paredes de los vasos sanguíneos, reducen su diámetro y esto disminuye aún más la velocidad de circulación e irrigación. El oxígeno y los nutrientes no pueden llegar a las células y éstas experimentan graves carencias.
Por tanto, no basta con un eficiente sistema circulatorio sino que los emonutorios (órganos depurativos) son necesarios para la correcta función celular y limpieza de los fluidos. Uno de los principales objetivos del organismo será mantener la pureza de los líquidos internos que funcionan como si fuera un sistema de alcantarillado, reciben los desechos generados por billones de células, además de millones de células muertas que son volcadas cada día a la sangre y la linfa. A todo esto se suman la multiplicidad de venenos y sustancias tóxicas que ingresan al cuerpo por medio de las vías respiratoria, digestiva y cutánea.
Una de las consecuencias de un cuerpo saturado de toxinas puede ser una piel apagada, gris, etc… y falta de vitalidad en general, traduciéndose a medio-largo plazo en problemas más graves y enfermedades como la hipertensión.
La hipertensión arterial es una patología crónica que consiste en el aumento de la presión arterial. Una de las características de esta enfermedad es que no presenta unos síntomas demasiado evidentes al principio, por lo que es difícil detectarlo precozmente. Por ejemplo, uno de los síntomas son los aneurismas, que son protuberancias anormales en la pared de una arteria que se desarrollan y crecen durante años sin causar signos o síntomas hasta que se rompen, crecen lo suficiente como para presionar estructuras cercanas, o bloquean el flujo sanguíneo. Los signos y síntomas que se presentan dependen de la ubicación del aneurisma. En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en España.
Aunque la hipertensión es una patología tratable, si no se siguen las recomendaciones del médico se pueden desencadenar complicaciones graves, como por ejemplo, un infarto de miocardio, una hemorragia o trombosis cerebral, lo que se puede evitar si se controla adecuadamente. Lo mejor, como en cualquier circunstancia, es prevenir… Y para empezar a hacerlo, nada mejor que evitar y eliminar una de sus principales causas: los tóxicos. Un organismo y una alimentación libre de toxinas será un buen método preventivo.
Fuentes: www.dmedicina.com, www.ecoestetica.org, www.lineaysalud.com.