El huerto es bonito y agradecido, incluso tiene un punto romántico. Y como casi todo en la vida, necesita atención y cuidados, y a veces de un poco de trabajo. Cuidar la tierra tiene su esfuerzo, pero la recompensa es mucho mayor. La recolecta de verduras y frutas frescas en la que controlas todo el proceso es muy gratificante y saludable.
Hoy en día tenemos casi cualquier alimento que se nos pueda antojar disponible en el mercado, pero la verdad es que no es lo más sostenible ni lo mejor para la salud. Cada alimento tiene su estacionalidad, porque éste necesita de unas condiciones de clima y suelo propias. Por ello, va a depender de la zona geográfica donde se encuentre que se pueda desarrollar bien.
“JUNIO BRILLANTE, AÑO ABUNDANTE”
Por su estadística histórica, junio es un mes cálido y seco, por lo que favorece mucho a la huerta, de hecho, un junio húmedo es muy perjudicial porque el agua y el calor puede dar lugar a plagas y hongos. De ahí el refran “junio brillante, año abundante“.
En zonas cálidas como la zona noreste de la península ibérica, en el mes de junio es el tiempo de recolecta de cerezas, nísperos, patatas, judías, lechugas, y primeras hortalizas si se han sembrado tempranas, como calabacín o pepino.
Por otro lado, es tiempo de siembra de hortalizas como berenjena, calabazas, pepinos, calabacines, tomates, pimientos y guindillas.
En este tiempo también vemos la última fase de maduración de las almendras, que se recolectaran entre finales de agosto y principios de septiembre.
A la hora de decidirnos a huertear, siempre debemos tener en cuenta estos 4 puntos:
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Clima
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Suelo
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Riego
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Plagas
Clima y suelo
Aunque hoy podemos simular el clima y suelo necesario para la siembra que queramos realizar mediante invernaderos, riegos y sustratos adquiridos y adaptados a nuestro lugar geográfico, siempre es mejor intentar aprovechar las circunstancias naturales de nuestro entorno para plantar lo que le es más propio.
Normalmente en climas cálidos cercanos al mar tienen circunstancias más favorables al desarrollo de las plantas en general, así que en este post os hablaré de la propia experiencia en un contexto de clima y suelo mediterraneo.
Si cuentas con un poco de terreno y ganas de probar el autoconsumo, lo primero que debes hacer es nutrir tu suelo, si es arcilloso debes intentar darle aire con sustratos que contengan fibra de coco o paja, y además, si el suelo ha sido “explotado” durante largos periodos sin aportarle nutrientes debes alimentarlo con humus de lombriz mezclado con sustrato, o si dispones de bastantes metros lo mejor es el estiercol de caballo.
Una vez nutrida y removida la tierra, es hora de plantearse si quieres protegerlo con alguna barrera para evitar que crezcan las malas hierbas. Si es un huerto urbano se van a crear menos y si sale alguna mala hierba puedes controlarlas mejor arrancándola manualmente. Pero si dispones de un poco de extensión de huerto en un medio más natural, enseguida verás que alrededor de las plantas empezarán a salir malas hierbas que molestarán al paso y a tus propias plantas ya que competiran por los nutrientes del suelo y el agua, y además atraerán posibles plagas. Es mejor mantener tu huerto libre de ellas. Puedes utilizar algo que les haga barrera como telas, mallas, paja, madera, etc. Por ejemplo este caso, utilizamos una tela barrera transpirable y drenante:
Riego y plagas
En verano para el riego de tu huerto recomendamos siempre tener un riego por goteo con temporizador porque será mucho más eficiente y cómodo. La inversión es mínima con lo que reporta, ya que ahorrarás en agua y regarás tus plantas mucho mejor, con el agua óptima que necesita, evitando así la humedad sobrante que puede generar hongos y enfermedades a tus plantas.
Hablaremos más adelante de cómo instalar y programar un riego por goteo automático. ¿Cómo riegas tus plantas en verano? ¿Conoces sus necesidades hídricas?