¿Todo el día corriendo de un lado a otro? Te levantas temprano para poder tener más tiempo antes de ir a trabajar, pero resulta que eso te quita horas de descanso. Te duchas corriendo, te pones las cremas mínimas porque vas contrarreloj. Tomas el café rápido para poder acabar de arreglarte y sales deprisa para intentar evitar el tráfico. Pero el tráfico te parece cada vez más denso por muy temprano que salgas de casa.
Llegas a tu trabajo como un automatismo que no cuestiona nada. Y cumples con tu jornada laboral dando todo lo que puedes. Luego sales a encontrarte de nuevo con el tráfico y te quedan pocas horas para hacer algo productivo con tu tiempo libre y con la poca energía que tu jornada te ha dejado. ¿Te suena? A casi todas nos pasa.
He destacado en negrita las palabras que creo deberíamos relativizar y reenfocar para encontrar la calma y serenidad cuando la necesites. Sigue leyendo si todo te resuena.
Los 3 pasos para encontrar la calma y la serenidad
PASO 1: Suelta un poco el acelerador
El primer paso para encontrar la calma es soltar el acelerador. Y para ello debes desterrar de tu mente las palabras como contrarreloj o automatismo. ¿Qué pasa cuándo paras un poco? No en seco, solo soltar ligeramente el pedal … Si lo has probado habrás visto que en realidad no cambia casi nada, mucho de lo que creías sustancial es superficial.
Pues ahí parece que está la clave para ganar calma y serenidad. Por lo general, vivimos con ansia constante para tener más: más conocimiento, más espacio, más dinero, más viajes, más ropa… más, más y más. Pero, ¿Para qué? ¿Con qué objetivo? Si es lo que buscas bien, pero… ¿Es realmente lo que quieres?
Si desaceleras, después de disfrutar de esa hora más en la cama, esa hora más de sueño, ese despertar sin tanta prisa, desayunar tranquila, después de dejar de intentar tenerlo todo perfecto, después de fluir más y controlar menos, empiezas a ver que todo tiene su sinergia, que es más fácil de lo que pensaste y que, a veces, dejarse llevar está bien.
PASO 2: Fluye más y deja de controlarlo todo
Después de ese relajo intencionado, cuando te observas y miras hacia tu interior, cuando sales de la sinergia anestesiante resulta que tu energía crece, tu capacidad de enfoque se recupera, y es más fácil sentirse y mantenerse alegre y vital. Ahí está el gran logro, en lo que no puedes ver, pero te influye tanto o más que lo material.
Así que a veces, si encuentras el foco, también encuentras la serendipia. ¿Qué palabra verdad? Seguro que ya conoces el significado. Es de esas que se enmarcan en cuadros de madera con tipografía helvética y estilo minimalista. Tengo uno en casa. Es de mis palabras favoritas en realidad, porque últimamente no paro de vivirla. Seguramente por todo lo que he trabajado hasta ahora, posiblemente por ello ahora me puedo permitir el lujo de parar, no lo sé… la suerte también es amable conmigo.
El caso es que una vez das todo lo que puedes para conseguir alguno de tus sueños (porque como tu, tengo unos cuantos, algunos cumplidos y otros por cumplir) al final cuando desaceleras es cuando por fin el sueño se cumple. Deja que se cumpla. O mejor, deja que sea mejor de lo que esperabas, eso es la serendipia, que sólo puede darse cuando dejas que el destino te sorprenda. Eso sí, no te obsesiones con tu objetivo, porque no podrás ver la versión mejorada de tu sueño si no te permites ver más allá.
Allí donde el agua alcanza su mayor profundidad, se mantiene más en calma (William Shakespeare)
PASO 3: Cultívate
El tercer paso y no menos importante es invertir tiempo en ti. Ya has descansado un poco más, ya has desacelerado y dejado llevar un poco. Ahora que te sientes más vital es cuando debes invertir en autocuidado, en todos los sentidos.
¿Cuánto hace que no lees algo? ¿Cuándo fue la última vez que saliste a caminar? ¿Cuál fue el último cosmético natural que compraste para hidratar tu piel? ¿Qué alimento saludable comiste esta semana? Encuentra un momento para responder almenos a una de las preguntas y lleva a cabo una de estas acciones. Cada semana una y así establece una rutina que te haga feliz, que te haga sentir bien y que te llene únicamente a ti.
Todo lo que has leído aquí puede sonarte utópico, imposible, fantasioso o de mundo de unicornios y hadas de Disney. Puede ser, sólo es un enfoque personal, pero he observado en las personas que cuanto más fluyen, más felices son. Algo de magia hay en las personas que tienen la capacidad innata de fluir, así que lo de la fantasía encaja.
Si te ha gustado este post, te animo a seguir descubriéndonos con este artículo sobre bienestar, autoconocimiento y crecimiento personal “No eres una máquina“, invita a la autoreflexión. ¡Gracias por tu visita!