¿Quieres perder peso y estás cansada de hacer una dieta tras otra? ¿Has probado diferentes dietas a lo largo de tu vida pero no has conseguido tus objetivos?
Para muchas personas la palabra dieta significa “restricción, agobio, sufrimiento, prohibición’’. Pero realmente una dieta es un patrón alimentario y, lo más importante, es aprender a comer de una forma saludable y variada.
La adherencia a la dieta o a unas pautas de alimentación, es la clave del éxito. Es uno de los puntos más difíciles de conseguir, pero es la que te permitirá que los nuevos hábitos alimentarios saludables se mantengan en el tiempo.
¿Qué es la adherencia en la dieta?
La adherencia, en este caso, se refiere a la capacidad de mantener los nuevos hábitos alimentarios en el tiempo y de incorporarlos como propios. Es decir, significa que, pasado un tiempo seas capaz de seguir manteniendo esos nuevos hábitos de alimentación, de transformarlos en algo habitual sin que requiera un esfuerzo.
¿Qué significa dieta? La palabra dieta en realidad significa estilo o régimen de vida, es decir hace referencia a los hábitos alimentarios de una persona.
Tienes que tener en cuenta que, como todo en la vida, supone un gran esfuerzo modificar aquellos hábitos que llevan tanto tiempo contigo y por lo tanto esto supone… tiempo.
Si conseguimos que comer de forma saludable no nos suponga ningún esfuerzo, estaremos invirtiendo a largo plazo en nuestra salud y mejorando nuestra calidad de vida.
Una dieta debería centrarse en tener un estilo de vida saludable y equilibrado, adaptarse a tus hábitos, gustos y necesidades.
Claves para mantener la adherencia en tu dieta:
1.Motivación
La motivación es la que anima a una persona a actuar o realizar cambios para conseguir un fin o meta, y es algo que varía mucho en el tiempo.
Para reforzar la motivación es importante que te plantees: ¿Porque quieres conseguir ese objetivo?¿Qué beneficios te aportará?¿Qué importancia tiene para ti?
Existen dos tipos de motivación, la extrínseca y la intrínseca.
Si tu motivación se basa en la extrínseca, es decir, en decisiones basadas en elementos externos como, por ejemplo una boda o fecha señalada. Una vez pase el evento señalado, no habrá motivo para continuar y las posibilidades de mantener una continuidad serán bajas.
En cambio, si tu motivación es intrínseca, como por ejemplo la voluntad de cambiar hábitos alimentarios y mejorar la salud, la decisión estará basada en un elemento estable y se mantendrá a largo plazo.
2. No te dejes llevar por las prisas
Vivimos en mundo dominado por las prisas, y esto nos lleva a querer conseguir resultados en el menor tiempo posible.
Desechamos cualquier cosa que nos requiera un poco de esfuerzo, paciencia, constancia y dedicación. Esto acaba provocando que acudamos a cualquier atajo, las conocidas dietas milagro.
Instaurar nuevos hábitos es un proceso difícil y que requiere tiempo. No quieras cambiar todo de golpe, ve poco a poco y date tiempo para adaptar esos nuevos cambios a tu día a día.
3. Piensa hasta donde quieres llegar
Antes de empezar una dieta, es importante que te preguntes sobre tus expectativas.
Es decir, ¿Qué resultados esperas? Piensa en un objetivo que se adapte a tu realidad y que sea alcanzable, para evitar caer en pensamientos derrotistas y frustrantes.
Fíjate un objetivo en positivo, realista y medible (ej: voy a comer fruta 2 veces al día, voy a correr 15 min al día) y piensa que vas a hacer para conseguirlo.
La descomposición de los objetivos en una serie de pasos pequeños hace que resulte más fácil superar los retos y alcanzar el éxito.
4. Adapta el cambio a ti
Para que un nuevo estilo de vida y unos nuevos hábitos alimentarios se mantengan en el tiempo, es necesario que sean individualizados, es decir que se adapten a tus gustos, preferencias, tus horarios y tu estilo de vida.
5. Automatiza el proceso
Es fundamental automatizar el proceso y esto sucederá con el tiempo, con el tiempo este nuevo hábito formará parte de ti y no precisará esfuerzo extra.
Se ha observado en múltiples estudios que la repetición de una simple acción la convierte en habitual. Es decir, cuando repites ciertos comportamiento después de situaciones determinadas, con el tiempo el cerebro acepta estas acciones como automáticas.
6. Supera los obstáculos
Los contratiempos pueden aparecer en cualquier momento cuando estás intentando conseguir un objetivo. Habrá días en los que no seguirás tu objetivo a la perfección, pero no pasa nada, intenta volver a él tan rápido como te sea posible para no romper el hábito.
7. Haz un seguimiento de tu progreso
Anota en un calendario los días que consigas tu objetivo y todos aquellos pequeños pasos que vas consiguiendo. Es un recordatorio visual de tus logros, que te va a ayudar a mantener tu motivación. Encuentra la manera de premiar tu esfuerzo y sobre todo de volver a la carga cuando te desvías de tu objetivo.
8. Rodéate de un entorno fácil
Piensa en cosas que te pueden poner más fácil esos nuevos hábitos.
Por ejemplo ponte recordatorios o coméntale a algún amigo o familiar tu objetivo. De esta manera te será más fácil establecer un compromiso contigo mismo.
Rodéate de personas que compartan contigo tu estilo de vida o que, al menos, lo conozcan y te apoyen y respeten. Sentirse parte de un todo es algo natural en el ser humano, necesitamos ese apoyo para seguir adelante. Que acepten tus hábitos de vida y los compartan es algo realmente importante. Rodéate de personas que sumen a tu estilo de vida.
Por último recuerda que crear un hábito no es estar motivado todo el día, es crear una rutina con disciplina, con paciencia y constancia.
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